El legislador cree que la colectividad debe defender la institucionalidad, las
libertades individuales y la propiedad privada, entre otras materias relevantes.
Luego de 24 años fuera del Congreso,
la Democracia Cristiana argentina volvió
al Parlamento este año de la mano del diputado
por Córdoba Juan Fernando
Brügge, abogado de 53 años que la semana
antepasada visitó Chile para reunirse
con sus aliados Gutenberg Martínez y
Juan Carlos Latorre.
Brügge afirma que es parte de una oposición
constructiva al Presidente Mauricio
Macri, que apoyó a Sergio Massa en la
última elección y que se ubica al centro,
por lo que su rol junto al UNA —Unidos
por una Nueva Argentina, donde pertenecen
él y Massa— es de bisagra dentro
del mapa político trasandino.
“La dignidad de la persona es el eje
principal de nosotros como democratacristianos”,
afirma. Sobre la política local,
dice que Macri ha descuidado demasiado
la parte social y que por eso el Papa Francisco
está preocupado. “No es una relación
buena, es una situación de tirantez.
El Papa no está conforme con que se vaya
de las manos la cuestión social”, afirma
Brügge, aludiendo a sus conversaciones
con obispos trasandinos.
Con la misma propiedad, opina del escenario
regional y lamenta que América
Latina se balancee entre populismos y regímenes
neoliberales porque, afirma, se
debe recurrir a una tercera alternativa.
“Ahora viene el neoliberalismo de nuevo.
¿Son las únicas opciones?
No tenemos que copiar quizás lo que
ocurrió con el populismo que avasalla las
instituciones y en que la figura del líder es
lo más importante: Lula, Kirchner, acá en
su momento Bachelet, que ahora se ha dado
cuenta y ha empezado a acomodar el
camino. Ni tampoco llegar a que el mercado
solucione todo”, agrega.
Por ahora, de Chile le preocupa
consolidar un corredor
bioceánico que le permita a
Argentina salir al Pacífico y
también manifiesta su inquietud
por la DC chilena.
“La DC chilena tiene que
volver a sus orígenes. Pararse
en los valores, en la dignidad,
en la ética. La DC ya conoció el poder en
Chile en todo, ahora tiene que ver de qué
manera puede contribuir con sus valores
a mejorar la política chilena. Sin intenciones
de romper esta alianza de gobierno
exitosa que ha funcionado entre el PS y la
DC, todo matrimonio en algún momento
puede terminar. Hay que ver si esta alianza
entre DC y PS se puede cortar”, afirma.
Consultado sobre el detalle de su conclusión,
Brügge complementa: “Lo que
pasa es que el socialismo es muy pragmático
y por ahí te lleva puesto las ideas, y en
eso hay que saber manejarse, saber decir
hasta dónde. El socialismo te presenta un
mundo en que somos todos iguales, donde
a todos nos va bien. ¡Pero
el mundo de la felicidad
quién no lo quiere! El problema
a veces es que bajo
esas banderas se avasallan
cuestiones institucionales.
La DC debe defender la institucionalidad,
los derechos
de propiedad, las libertades
individuales. El socialismo dice que respeta
las libertades individuales, pero por
otra parte lo pone al Estado como garante
de todo. Ese es el rol —humildemente,
quién soy yo para meterme en la DC chilena—
que debe tener el partido si quieren
un consejo”.